Cuanto más miedo, más me necesito

Cuando todo parece desmoronarse, cuando lo conocido se vuelve extraño y lo cotidiano resulta poco acogedor, es entonces y no sólo entonces, pero entonces con mayor ímpetu, cuando estamos obligados a reinventarnos, a actuar de manera resiliente, no resignadamente, sino comprendiendo, integrando y sublimando todo esto que ocurre, en un estado superior.

En una comprensión desde otro nivel, con mirada diferente y ojos nuevos que nos proporcionen esa chispa que se quedó en el camino  y que cedió a intereses que no son los propios.

Me observo en el día a día y a veces no reconozco, no me reconozco en la alegría, el empuje y el avance continuo.

Me pregunto por mi fuerza y mi camino interior que es donde están las respuestas y aunque a veces no los veo, sé que están ahí, es entonces cuando me zarandeo y digo que el recorrido está inconcluso, que ahora no es momento de concesiones y desenfoque, es momento de seguir y avanzar en solitario, dirigido, empoderadamente.

Y sí, es posible que las ganas flaqueen y parezcan mínimas, pero, sabed, que esto se entrena y cuando no hay, hacemos milagros con la parte no humana que nos asiste y levanta, nos recoge y recibe. Atravesando lo humano en nosotros, para llegar a donde hemos venido a estar y encontrarlo, aunque sea un momento para cerciorarnos de que es ahí y no en otro lugar donde ocurre la vida, la magia, a pesar del encarrilamiento social, de la potencia de lo dirigido y del aplastamiento de la voluntad que nos permitimos, sí, porque damos permiso cuando no nos habitamos y no estamos presentes.

A esto hemos venido, al encuentro con cada uno y si lo de fuera ahora no nos convoca, entonces qué será. Utilicemos el espejo para comprender y afianzarnos, utilicemos cada momento para el aprendizaje y la comprensión y dejemos de pelearnos en lo denso porque es la manera más extendida de distraernos de eso que nos comprometimos a hacer, a eso que pasamos milenios sin hacer y que ahora, estamos a las puertas de conseguir, aunque requiera todo ese potencial que está y ha estado siempre en nosotros y que no vemos, pero que muy bien sabemos que es lo único que triunfará y nos llevará a la tierra prometida que seguimos sin habitar por tantas promesas incumplidas por nosotros mismos. 

Va siendo hora de volver a casa, no te salgas ahora del camino!

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