Escucho que, en general, la gente está triste, apática, desidiosa, abatida, perezosa, preocupada, irascible... Y un sinfín de adjetivos a cual menos halagüeño. Y me surge una pregunta, ¿esperábamos otra respuesta? En una sociedad con escasa preparación para la contrariedad, en unas consciencias programadas para buscar y encontrar lo negativo, en una mentalidad casi huérfana de motivación, propósito, voluntad, deseos genuinos, aspiraciones creativas y empoderadoras. En un sistema que nos inculca el miedo, la diferenciación, el combate, la competencia. En una sociedad acostumbrada, adiestrada y adocenada en "lo quiero, lo tengo, para pasar a lo siguiente, a puro trámite". Ahora que el discurso de la prohibición se impone, lo que hacíamos y nos gustaba ya no se puede. Ahora que nos instalamos en "no debo, no puedo, no tengo, no sé". Ahora que estamos confundidos, distraídos, sin brillo en el día a día. Ahora, en fin, que no comprendemos lo que nos pasa ni lo que su
Una forma de sentir, pensar y actuar para vivir consciente. Experimenta los retos de un modelo alternativo de sociedad.