Cada vez que recorro el trayecto de mi casa al centro de actividades donde traalto, paso al lado de un solar sin edificar lleno de plantas y flores que me sobrepasan en altura y que han crecido sin contemplaciones tras las copiosas lluvias y el escaso calor de esta primavera. Pero a todas ellas les da igual, que llueva, que solee, que queden bien o mal, que les echen porquería (mucha, porque no entendemos de espacios limpios de basura) y que sean calificadas de malas hierbas. Una vez más, me sorprende la increíble naturaleza hasta en estos detalles. La capacidad de aleccionarnos para quien quiere ver y oír es tan impresionante como genuina. La cuestión estriba en que estamos muy ocupados para ver y oír y nos perdemos la mayoría de las lecciones magistrales que nos brinda a diario. Cuando contemplo tan inmenso vergel de más de 2 metros de altura repleto de malas hierbas y basura, me alcanzan todas estas reflexiones y alguna más que quizá no me salga de tirón: La naturaleza tiene l
Una forma de sentir, pensar y actuar para vivir consciente. Experimenta los retos de un modelo alternativo de sociedad.