¿Realidad múltiple o múltiples realidades?
Hemos coronado oficialmente la realidad como sinónimo de verdad.
Lo acabo de entender así.
Y me pregunto, ¿la realidad de quién?, ¿la verdad de quién?
Tanto la realidad como la verdad que nos venden es algo condicionado, ¿sí? Simplemente por una cuestión de números, es muy difícil y puro obvio que todos estemos o tengamos la misma realidad viviente y que además sea tu misma verdad o la verdadera realidad.
Más allá del juego de palabras, me alcanza lo siguiente.
Ahora sí que hemos coronado la realidad impuesta. Corona implica realeza que implica lo real. Ahora sí que hemos encumbrado la real-id-ad con la corona, o mejor dicho, con el corona y ahora todo encaja.
Ni siquiera las coronas nacionales tuvieron, tienen o tendrán un poder tan planetario y global, pero éste sí.
Qué preciosura de realidad nos está mostrando, ahora sí que es total para mantenernos próximos a la nada o al todo, según se mire, si me lo dan TODO hecho y decidido (todavía más) y no tengo que hacer NADA, llegamos al mismo punto.
Pero seguimos olvidando lo importante, el poder personal, la naturaleza última. Eso que no sabemos muy bien qué es, pero que debe ser algo terrorífico porque tanto propios como extraños nos escandalizamos cuando oímos hablar de ello.
Cuando alguien te dice que lo tienes, te revuelves porque ¡menuda responsabilidad! y si otros te lo reconocen, experimentan escalofríos porque ¡mira tú! si la gente se da cuenta y lo utiliza, por fin.
Sin embargo, como eso está más allá del ego, está a buen recaudo para que ni propios ni extraños lo descubramos con lo cual está todo ok, no hay problema.
Pero, ¿y si finalmente nos diéramos cuenta, recordáramos quiénes somos más allá de los miniyoes y realmente hiciéramos algo con ello?
¿Y si comprendiésemos nuestro compromiso original y universal, para qué y por qué estamos aquí y la enorme responsabilidad que tenemos al estar en este plano/parque de atracciones en estos momentos?
Ufff, no es que alguien me diga lo que tengo que hacer, es que la verdadera realidad me empuja, me obliga, me grita a ser, decir y hacer lo que he venido a hacer aquí.
¿Qué?
Cambiar de era, cambiar de paradigma y generar realidad propia.
¿Cómo?
Sin revoluciones fuera, desde dentro, conociéndome, transformándome y reconociéndome más allá de mi ego, encontrando al sujeto en mí, al alma en mí, al conductor.
Esto sí que es revolucionario porque me hace elevarme por encima de los paradigmas imperantes y absorbentes como sumideros de agujeros negros. Y me obliga a mi propio trabajo en mí, nada más que en mí y en mi transformación, que es de uno en uno, ja, qué ironía, ¿no podríamos ser todos a la vez, como antes, como siempre, para diluirnos una vez más en la masa, upps, perdón, para hacer masa?
No, se terminaron los suspensos generales, si quieres aprobar, cúrratelo de una vez por todas y deja de ser el/la nene/a indefenso/a que nunca fuiste.
Lo acabo de entender así.
Y me pregunto, ¿la realidad de quién?, ¿la verdad de quién?
Tanto la realidad como la verdad que nos venden es algo condicionado, ¿sí? Simplemente por una cuestión de números, es muy difícil y puro obvio que todos estemos o tengamos la misma realidad viviente y que además sea tu misma verdad o la verdadera realidad.
Más allá del juego de palabras, me alcanza lo siguiente.
Ahora sí que hemos coronado la realidad impuesta. Corona implica realeza que implica lo real. Ahora sí que hemos encumbrado la real-id-ad con la corona, o mejor dicho, con el corona y ahora todo encaja.
Ni siquiera las coronas nacionales tuvieron, tienen o tendrán un poder tan planetario y global, pero éste sí.
Qué preciosura de realidad nos está mostrando, ahora sí que es total para mantenernos próximos a la nada o al todo, según se mire, si me lo dan TODO hecho y decidido (todavía más) y no tengo que hacer NADA, llegamos al mismo punto.
Pero seguimos olvidando lo importante, el poder personal, la naturaleza última. Eso que no sabemos muy bien qué es, pero que debe ser algo terrorífico porque tanto propios como extraños nos escandalizamos cuando oímos hablar de ello.
Cuando alguien te dice que lo tienes, te revuelves porque ¡menuda responsabilidad! y si otros te lo reconocen, experimentan escalofríos porque ¡mira tú! si la gente se da cuenta y lo utiliza, por fin.
Sin embargo, como eso está más allá del ego, está a buen recaudo para que ni propios ni extraños lo descubramos con lo cual está todo ok, no hay problema.
Pero, ¿y si finalmente nos diéramos cuenta, recordáramos quiénes somos más allá de los miniyoes y realmente hiciéramos algo con ello?
¿Y si comprendiésemos nuestro compromiso original y universal, para qué y por qué estamos aquí y la enorme responsabilidad que tenemos al estar en este plano/parque de atracciones en estos momentos?
Ufff, no es que alguien me diga lo que tengo que hacer, es que la verdadera realidad me empuja, me obliga, me grita a ser, decir y hacer lo que he venido a hacer aquí.
¿Qué?
Cambiar de era, cambiar de paradigma y generar realidad propia.
¿Cómo?
Sin revoluciones fuera, desde dentro, conociéndome, transformándome y reconociéndome más allá de mi ego, encontrando al sujeto en mí, al alma en mí, al conductor.
Esto sí que es revolucionario porque me hace elevarme por encima de los paradigmas imperantes y absorbentes como sumideros de agujeros negros. Y me obliga a mi propio trabajo en mí, nada más que en mí y en mi transformación, que es de uno en uno, ja, qué ironía, ¿no podríamos ser todos a la vez, como antes, como siempre, para diluirnos una vez más en la masa, upps, perdón, para hacer masa?
No, se terminaron los suspensos generales, si quieres aprobar, cúrratelo de una vez por todas y deja de ser el/la nene/a indefenso/a que nunca fuiste.
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