Ir al contenido principal

El dinero no da la felicidad, pero la felicidad sí da riqueza

Puede que el dinero también dé felicidad, pero de lo segundo estoy más segura. Entre otras cosas porque la felicidad da bienestar y salud y eso ya se erige como impagable, lo mires por donde lo mires.
Estamos acostumbrados a contar el dinero o medir la riqueza en función de los números de nuestra cuenta corriente y de nuestras posesiones. Es una forma y está bien, pero propongo otras.
¿Cuántas veces evito tomar medicinas porque me siento sana y saludable?
¿Cuántas veces sigo siendo productiva porque no me cansa lo que hago?
Si me siento feliz, es muy probable que haga lo que haga, lo realice desde el corazón, la pasión, la vocación o desde donde sea que me nazca.
Es muy posible que ame lo que hago y haga lo que ame. Eso es felicidad y salud.
Lo que planteo realmente es si lo que haces a diario te aporta ese bienestar general de estar en el sitio indicado haciendo lo que te apasiona, porque si no es así, todo el dinero ganado estará hipotecando tu salud física, emocional y mental. Y eso, a la larga, es enfermedad.
Incluyo aquí conceptos que me parecen muy importantes y que normalmente confundimos en un mismo saco.
La riqueza, la prosperidad y la abundancia tienen una relación relativa con el dinero, que como forma de energía e intercambio, no es la única posible.
Cada cual entenderá a su manera estos conceptos, más allá de la definición estándar. Para mí abundancia es todo lo que veo, siento y disfruto a mi alrededor, gente, aire, agua, plantas, tiempo, mundo físico. También son mis seres queridos, la cantidad de amor que doy y recibo, el grado de satisfacción con mi vida, si hay coherencia o no.
Prosperidad es la forma inagotable de seguir recibiendo todo esto a diario y poder apreciarlo.
Y riqueza es mi estado interno ilimitado, al igual que mi felicidad, que percibe y agradece todo esto y mucho más, independientemente del dinero.
No tiene por qué ser así para cada uno de nosotros, cada cual que aplique su propio criterio.
En cualquier caso se trata de aprender a percibir y ampliar nuestra manera de medir y valorar, de hacer el ejercicio objetivo de apreciar lo que tenemos, somos y disfrutamos, desde un estado interno de riqueza, no de escasez.
Y el dinero vendrá, porque también es amante de los entornos felices y agradecidos, confiados y disfrutados.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trabajo o traalto

Es un simple juego de palabras inventado con un profundo significado para mí. Se trata de la perspectiva desde la que realizo mi actividad profesional. Desde el trabajo o desde el traalto, es decir, desde la obligación, la necesidad y la imposición o desde el disfrute, la creatividad y el deleite. Desde una vibración baja o desde una vibración alta. Desde el conocimiento dirigido o desde los dones y el talento innatos. Haz lo que te gusta y no trabajarás nunca. Esto no quiere decir que no me esfuerce, que no sea perseverante o que no tenga implicación, justo todo lo contrario, si mi actividad deriva de los dones, no trabajo, sólo traalto y transmuto lo que hago porque el origen lo es todo y cambia radicalmente el enfoque y la energía que pongo en ello. Averigua cuáles son tus dones si no lo sabes todavía, dirígete a su realización, dejemos de verlos como aficiones o como sueños colocándolos dentro de nuestras vidas en el centro de nuestra actividad profesional o laboral. Dejemos

El estancamiento no existe, se trata de degradación

Sí, lo sabemos, no podemos no crecer. El estancamiento es ilusorio, es la manera de decir y autoconvencernos de que me "quedo como estaba" sin avanzar, pero no es posible. Todo se mueve, continuamente, todo el rato. Todo varía a cada instante, sólo la limitada percepción humana es capaz de determinar parada, quietud y estancamiento.  En un interminable imaginario. Sin embargo, todo a nuestro alrededor nos informa de que lo estático es puntual para dar paso indefectiblemente a la degradación.  Nada mejora por el no uso, por quedarse como antes, por no aceptar o no permitir el avance. Ciertamente a las personas nos ocurre exactamente eso mismo.  Cuando decidimos que ya está todo hecho, aprendido, conocido, experimentado, y nada queda por mejorar, comienza la degradación y el derrumbe. No nos supongamos como modelo terminado de nosotros mismos, no existe tal, y no estamos aquí para llegar a eso sino para ser infinitos y extraordinarios, y eso se consigue de manera continua y sos

A mi edad, no...

¿Qué quieres hacer? He oído muchas veces esta creencia que parece incapacitarnos para un sinfín de actividades o experiencias en nuestra vida a partir de una determinada edad, cada uno elige cuál para que le sirva de excusa. A mi edad, que paso del medio siglo, no entiendo por qué debo dejar de aprender de mil y una cosas que todavía me quedan por experimentar. No hace tanto comencé a bailar, no hace tanto cambié mi vida completamente saliendo de la zona de confort para entrar en la de pánico (así la llaman, pero debo decir que nunca me he divertido y disfrutado tanto como desde que estoy en ella), hace poco que aprendí..., hace poco que empecé... De eso se trata, según mi teoría, que seguramente no será nada mía, estamos en esta vida física para vivir una experiencia humana extraordinaria, única y genuina, y parece que se nos olvida en cuanto pisamos el suelo. Pues aquí va el reto, no dejes de experimentar, disfrutar, vivir el presente y ser feliz probando cosas nuevas como si