Ya hemos hecho lo increíble. Ahora, hagamos lo imposible

Hace algún tiempo, no mucho, uno de mis retos era hacer algo increíble que tuve en mente durante un período largo de maduración. Es como traer una idea a este mundo y preguntar, ¿por qué no?
Cuando tomas la decisión y actúas, todo parece encajar. Es más fácil hacerlo que pensarlo, ésta es una frase habitual en mi familia cuando algo nos perturba antes de la acción.
Bien, hecho lo increíble, te das cuenta de que todo puede pasar, de que no hay verdaderamente límites a la creación.
Entonces, ¿por qué no pasar al siguiente nivel? ¿Por qué no hacer lo imposible? Aquello que descartamos una y otra vez por descabellado, por trastornado, por inaudito. Cada uno conoce muy bien esta categoría en su vida y en su experiencia.
Hay quien dice que por cada planteamiento hay al menos 10 opciones de resolución; me parece un gran ejercicio anotar esas 10 posibilidades porque seguro que nos llevarán a otras más, por muy inverosímil que parezca todo.
Propongo acostumbrarnos poco a poco a trascender nuestras barreras mentales, la mayoría de las veces (si no siempre) sólo existen ahí. Propongo ser más creativos y utilizar esa energía del no es posible de forma constructiva dándole la vuelta con un pensamiento alternativo. Aunque más adelante el cómo no se parezca en nada a lo que inicialmente describimos, habremos llegado al qué de la manera más satisfactoria posible y casi sin darnos cuenta. Es cuestión de confiar.
La vida se abre camino por sitios insospechados, como el agua. Permitamos su fluir.