Sincronicidad
¿Cuántas posibilidades hay de que te roben el coche 3 veces seguidas en 3 localidades diferentes en el transcurso de 3 meses y en ninguna ocasión el coche sufra ningún daño?
¿Cuánta casualidad se necesita para que una misma persona te llame 3 veces porque ha encontrado tu tarjeta entre decenas en un panel de 3 sitios diferentes en una ciudad como Madrid durante los últimos 6 años, no se acuerde de las veces anteriores, no te reconozca de nada y no sepa exactamente por qué te llama?
¿Qué probabilidad hay de que cada vez que vas a un restaurante te encuentres comiendo a un conocido que casualmente sólo va exactamente las mismas veces que vas tú a ese sitio?, ¿... y que la única vez que vas y no lo encuentras en el restaurante, lo encuentras 2 horas más tarde paseando por una calle cualquiera de Madrid?
¿Qué posibilidad hay de encontrarte con un extraño en una calle desierta y de madrugada en Dublín que se ofrezca a llevarte al aeropuerto cuando llevas una hora sin que aparezca tu autobús (ni nadie) y estás a punto de perder el avión?
¿Qué quiere decir que te encuentres con una persona en un pueblo que no visitas desde hace 20 años al entrar en un bar y acordarte de ella, ella aparece a continuación, pero te confirma más tarde que nunca entra en ese local?
Upps...
Podría seguir y creedme, no son invenciones, ¡es mi propia experiencia! A lo largo de muchos años y muchas de estas historias, he llegado a la conclusión de que, dicho suavemente, existen mensajes y señales que, ojalá, supiera descifrar, porque lo cierto es que algo importante nos dicen aunque no siempre tengamos muy claro cuál es el sentido.
Carl G. Jung acuñó este concepto y otros muchos enunciaron teorías acerca de las sincronicidades, sucesos sin conexión aparente y de naturaleza dispar que tienen un significado para el observador. Llego a la conclusión de que son llamadas de atención extraordinarias porque de otra manera no las veríamos y en mi caso, aunque las observe, debo estar en el nivel básico porque no consigo descifrar el enigma.
Algunos autores proponen observar qué se está pensando en esos momentos y utilizar la sincronicidad como confirmación de los pensamientos, pero yo me quedo tan atónita cuando cosas así me ocurren que francamente se me olvida ipso facto lo que estuviera pensando.
¿Por qué y para qué todo esto? Al menos para crear consciencia de que estas experiencias nos acompañan, nos visitan y nos cuentan cosas, sólo tenemos que estar atentos y ser conscientes de esa magia, de esas perlas, una llamada de atención a vivir en el presente, aquí y ahora para no perdernos semejantes delicatessen.
Una vez más, la casualidad no existe, lo llamaremos como cada uno convenga, señales, sincronicidades, multidimensionalidad, proyecciones, intuición, qué sé yo, pero sabemos que esto existe porque todos hemos tenido experiencias de este tipo cuando pensamos en alguien y aparece o nos llama.
Sólo se me ocurre abrir la mente y dejar paso a esa realidad mágica que salta de los cuentos para encontrarse con nosotros a este lado del escenario.
¿Cuánta casualidad se necesita para que una misma persona te llame 3 veces porque ha encontrado tu tarjeta entre decenas en un panel de 3 sitios diferentes en una ciudad como Madrid durante los últimos 6 años, no se acuerde de las veces anteriores, no te reconozca de nada y no sepa exactamente por qué te llama?
¿Qué probabilidad hay de que cada vez que vas a un restaurante te encuentres comiendo a un conocido que casualmente sólo va exactamente las mismas veces que vas tú a ese sitio?, ¿... y que la única vez que vas y no lo encuentras en el restaurante, lo encuentras 2 horas más tarde paseando por una calle cualquiera de Madrid?
¿Qué posibilidad hay de encontrarte con un extraño en una calle desierta y de madrugada en Dublín que se ofrezca a llevarte al aeropuerto cuando llevas una hora sin que aparezca tu autobús (ni nadie) y estás a punto de perder el avión?
¿Qué quiere decir que te encuentres con una persona en un pueblo que no visitas desde hace 20 años al entrar en un bar y acordarte de ella, ella aparece a continuación, pero te confirma más tarde que nunca entra en ese local?
Upps...
Podría seguir y creedme, no son invenciones, ¡es mi propia experiencia! A lo largo de muchos años y muchas de estas historias, he llegado a la conclusión de que, dicho suavemente, existen mensajes y señales que, ojalá, supiera descifrar, porque lo cierto es que algo importante nos dicen aunque no siempre tengamos muy claro cuál es el sentido.
Carl G. Jung acuñó este concepto y otros muchos enunciaron teorías acerca de las sincronicidades, sucesos sin conexión aparente y de naturaleza dispar que tienen un significado para el observador. Llego a la conclusión de que son llamadas de atención extraordinarias porque de otra manera no las veríamos y en mi caso, aunque las observe, debo estar en el nivel básico porque no consigo descifrar el enigma.
Algunos autores proponen observar qué se está pensando en esos momentos y utilizar la sincronicidad como confirmación de los pensamientos, pero yo me quedo tan atónita cuando cosas así me ocurren que francamente se me olvida ipso facto lo que estuviera pensando.
¿Por qué y para qué todo esto? Al menos para crear consciencia de que estas experiencias nos acompañan, nos visitan y nos cuentan cosas, sólo tenemos que estar atentos y ser conscientes de esa magia, de esas perlas, una llamada de atención a vivir en el presente, aquí y ahora para no perdernos semejantes delicatessen.
Una vez más, la casualidad no existe, lo llamaremos como cada uno convenga, señales, sincronicidades, multidimensionalidad, proyecciones, intuición, qué sé yo, pero sabemos que esto existe porque todos hemos tenido experiencias de este tipo cuando pensamos en alguien y aparece o nos llama.
Sólo se me ocurre abrir la mente y dejar paso a esa realidad mágica que salta de los cuentos para encontrarse con nosotros a este lado del escenario.
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